Las rosas, famosas por su asombrosa diversidad y gran popularidad, cuentan con alrededor de 200 especies, entre arbustos y trepadoras, y ofrecen una gama de colores.

Si bien a menudo son admiradas por su atractivo visual en los jardines o como flores cortadas, las rosas tienen propósitos multifacéticos y contribuyen a la producción de aceites esenciales, perfumes e incluso mermeladas.

Sorprendentemente, muchas personas desconocen que las rosas se pueden propagar mediante esquejes, lo que ofrece una forma sencilla de cultivar estas hermosas flores. Para empezar, sigue algunas pautas generales, como elegir un tallo adecuado. Cualquier tallo será suficiente, incluidas las flores recién cortadas recibidas como regalo, siempre que posean al menos 2-3 capullos. Mantén una distancia mínima de 2 cm entre el cogollo más interno y el punto de corte, realizando el corte en un ángulo de 45 grados.

A continuación, coloca los esquejes en un recipiente lleno de agua y déjalos en remojo durante 2 días. Una vez concluya el periodo de remojo se procede a plantar los esquejes. Es recomendable mezclar la tierra con tierra para macetas o incorporar una pequeña cantidad de estiércol. Asegúrese de plantar los esquejes prestando atención a su polaridad, manteniendo la misma orientación que tenían en la rosa original. Prehumedece bien la tierra antes de plantar, y ten en cuenta que requieren abundante luz solar.

Después de unos días de plantar, observe el desarrollo vigoroso de los cogollos, lo que indica que las rosas se pueden trasplantar con éxito a su jardín. Cava hoyos adecuados, humedece la tierra con una solución rica en potasio antes de colocar las raíces y cubre las rosas recién plantadas con un frasco de vidrio o de vidrio durante 3 a 4 semanas. Este cuidadoso proceso contribuirá al establecimiento exitoso de sus rosas propagadas.